A lo largo de la historia, Lepe ha estado siempre vinculado a la pesca y la agricultura. El vino de Lepe, del que ya se hablaba en los cuentos de Canterbury, era una fuente de riqueza en este municipio como lo eran los higos. Los hombres adinerados de la época se reunían en los casinos y los de un nivel social más bajo lo hacían en las tascas o zampuzos, como lugar social por excelencia para charlar y beber vino. En la actualidad, Lepe sigue conservando el estilo tradicional de estos pequeños zampuzos. Como curiosidad, cada uno de los propietarios, tras la época de la vendimia en el mes de septiembre, pisa en su propio establecimiento la uva y elabora el caldo en barricas propias, que más tarde se ofrecerá a los clientes de estos pintorescos locales, placer que podrán disfrutar los amantes del vino.
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